En pleno mes de agosto, y con un calor infernal en este finísimo arroyo casi seco ya a estas alturas del año, una cigüeñuela despega de un salto en busca de alimento. El paisaje en esta zona se parece muy poco a las grandes extensiones de agua de cualquier marisma, pero en un terreno tan hostil y castigado por el sol como este cualquier acumulación de agua sirve para criar. A más de 50ºC dentro del hide es muy normal tener cambios de opinión constantes; las fotos no se ven en el visor de la cámara igual que en la pantalla del ordenador cuando tenemos el aire acondicionado puesto.
jueves, 18 de junio de 2009
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Pronto iba yo ha aguantar yo los 50 grados. No aguanto ni los 30...
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